¿Sabías que la artritis es más común en mujeres entre 30 y 40 años? ¿Y cuál es su tratamiento? Conoce más sobre esta enfermedad en la siguiente nota.
La artritis reumatoide es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta preferentemente a las articulaciones de forma simétrica (las articulaciones en ambos lados del cuerpo, por ejemplo ambas muñecas), pero que también puede dañar los órganos internos, por lo que debe considerarse como una enfermedad sistémica (afecta a todo el cuerpo).
La inflamación de las articulaciones se produce porque unas células del sistema inmunitario (linfocitos) atacan la membrana sinovial (membrana que recubre las articulaciones). Si la inflamación se mantiene a lo largo del tiempo puede conducir a la destrucción articular y a la invalidez progresiva. No es lo mismo Artritis que Artrosis (es degenerativa). Es más frecuente en mujeres entre los 30 y 40 años.
La causa de la artritis reumatoide es desconocida pero sí existen algunos factores que predisponen a desarrollarla. Uno de estos factores es el genético, esto no quiere decir que sea una enfermedad hereditaria (que pasa de padres a hijos), sino que existen ciertas variantes en algunos genes que predisponen a presentarla, y esto justifica que en algunas familias haya varios casos. Otros factores que aumentan el riesgo de padecer artritis reumatoide son el tabaco y las infecciones de la boca. Factores climáticos también colaboran.
La artritis produce dolor, hinchazón, enrojecimiento y aumento de la temperatura de las articulaciones afectadas. A veces sólo el reumatólogo puede detectar esta hinchazón mediante la palpación de las articulaciones o utilización de pruebascomo la ecografía o la resonancia magnética. No todas las articulaciones se afectan con la misma frecuencia. Las que más frecuente se inflaman son las muñecas, los nudillos, las articulaciones de los dedos de las manos y de los pies, los codos, los hombros, las caderas, las rodillas y los tobillos. El dolor del cuello puede también ser debido a la artritis reumatoide y debe ser comunicado al médico. Además del dolor y la hinchazón, por las mañanas puede haber dificultad para el inicio de los movimientos (rigidez matutina) que dura más de media hora.
Si la inflamación persiste puede acabar dañando los huesos, ligamentos y tendones que hay alrededor. La consecuencia será la deformidad progresiva de las articulaciones y la reducción de la movilidad articular, lo que puede llevar al enfermo a un cierto grado de discapacidad para hacer algunas tareas de la vida diaria.
Por otro lado, conviene recordar que la artritis reumatoide puede producir síntomas por su afectación fuera de las articulaciones, como por ejemplo: fiebre inexplicable (sin infección ni otra causa que la justifique), cansancio, hormigueos en manos o pies, ronquera mantenida sin tener catarro, sensación de falta de aire, tos continua, dolor en el pecho o los costados. En algunos pacientes, también se asocian otras enfermedades autoinmunes como el síndrome de Sjögren, en este caso secundario, que justifica que los pacientes presenten sequedad de boca y ojos. En la piel, pueden aparecer nódulos reumatoides, que son abultamientos duros que aparecen en las zonas de roce (codos, dorso de los dedos, zona del talón…).
Cómo diagnosticar
Los criterios para establecer el diagnóstico de la artritis reumatoide se basan en los datos obtenidos en el interrogatorio al paciente, en el examen físico que realiza el reumatólogo, y datos de la analítica como parámetros de inflamación y anticuerpos (factor reumatoide y anti-péptido citrulinado). En algunas ocasiones, la hinchazón de las articulaciones es difícil de valorar. En estos casos son útiles pruebas como la ecografía o la resonancia magnética.
En la actualidad, no disponemos de un tratamiento curativo pero sí múltiples tratamientos que consiguen parar la evolución de la enfermedad y mantenerla inactiva, evitando así las secuelas de la inflamación persistente.
Ante cualquier duda, consulte con un especialista.
Servicio de Reumatología CPVS