Está demostrado que las relaciones humanas favorecen notablemente el periodo de recuperación de cualquier paciente. Los niños que tienen que realizar una estadía, ya sea corta o larga por la Unidad de Terapia Intensiva Pediátrica padecen patologías severas, sumado a un ambiente rodeados de cables, ruidos, etc que produce en ellos una sensación de deshumanización. Es por ello que desde la Clínica Privada Vélez Sarsfield trabajamos día a día por lograr que la estadía de nuestros pacientes más pequeños sea lo más amena posible.
En el último tiempo hemos implementado una UTI Pediátrica Abierta, en donde los familiares de nuestros pacientes pueden estar acompañándolos sin restricción horaria, se ha mejorado la infraestructura para que los pacientes puedan visualizar televisión sin inconvenientes, generando un ambiente más ameno para su pronta recuperación, entre otras acciones para humanizar el servicio.
El consuelo y el soporte emocional al paciente/la familia debe ser considerado una parte fundamental del trabajo en la UTI P. de la institución; es necesario aliviar su sufrimiento promoviendo valores de confianza con los que puedan afrontar la enfermedad, la estancia en el hospital y mejorar aspectos de nuestra organización para conseguir una UTI más confortable y humana. La corriente humanizadora surge como respuesta a un hecho que parece indiscutible: el desarrollo científico y tecnológico de las Unidades de Cuidados Intensivos. Este ha mejorado el cuidado del paciente crítico en términos cuantitativos y ha relegado, quizá, las necesidades humanas y emocionales de pacientes, familias y profesionales a un segundo plano. La humanización tiene que ser objeto de debate, sin que esto se confunda con poner en duda la humanidad desplegada por los profesionales. Asimismo, es insoslayable destacar que el niño tiene derecho a estar acompañado de sus padres el mayor tiempo posible (European Charter for Children in Hospital, 1986)
Las unidades de cuidados intensivos de puertas abiertas han sido concebidas a fin de atender los aspectos antes mencionados. Son aquellas unidades entre cuyos objetivos se encuentra la reducción o eliminación de cualquier limitación impuesta en las dimensiones temporal, física y de relaciones para las que no haya justificación. Esto hace referencia al conjunto de pautas o normas de funcionamiento de las UCI dirigidas a favorecer la comunicación de los pacientes con sus familiares, y de estos con los profesionales que los atienden. Contempla actuaciones en relación con la liberalización del tiempo y del número de personas que pueden visitar a los pacientes, proximidad (contacto físico, salas de espera cercanas) y comunicación. La sensibilización y adaptación a un nuevo paradigma en cuanto al acompañamiento resulta razonable, pero siempre con base en una elaboración crítica y paulatina de los criterios que lo desarrollen.
El niño es dependiente por naturaleza hasta que alcanza la madurez etaria o psicológica. Este aspecto obliga, en cierta medida, a mantener una actitud diferencial. Los padres o cuidadores se encuentran habitualmente presentes de manera constante en las unidades por 2 hechos: son imprescindibles para los pacientes y necesarios para los profesionales. Los padres o cuidadores son conocedores y, en ocasiones, catalizadores de lo que le ocurre o necesita el niño. A su vez, permiten la interpretación de determinados signos o síntomas, lo que facilita en no pocas ocasiones su diagnóstico y tratamiento. A pesar de esto, la presencia de los cuidadores no es un aspecto que carezca de polémica. Es común el debate de su presencia en momentos puntuales de gravedad, realización de procedimientos invasivos, cuidado del niño o situaciones de riesgo vital. En la mayoría de los casos los trabajos realizados sobre estos aspectos se basan en cuestionarios a profesionales sanitarios sin considerar la opinión y deseos del paciente y de los familiares. Los visitantes no aumentan el riesgo de infección.
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